sábado, 30 de septiembre de 2017

Al hablar

En las horas del silencio más terrible y doloroso,
es el tiempo de los adjetivos escritos sin dificultad,
en la estampa de una diosa sobre el muro clavada,
yace el gesto vergonzoso reflejado de mi terquedad.

Nunca tuve palabras menos justas a mi alma dadas
ni calma más inerte que la de estos diez minutos,
porque la vida me dibujo una herida sin piedad,
arrasando con mis delirios, mis temblores y mis sustos.

Estas son las letras de una boca llena de errores al hablar,
son las palabras configuradas para no dolerme más,
serán el recuerdo de mi mente abierta al mundo

y mi clausura absoluta de esta tierra que no deja de temblar.


martes, 5 de septiembre de 2017

Atrapado

Piensas que rebanando el humo que su paso deja, podrás observar cada cierre de obturación veloz y rapaz. Eres la criatura quieta y casi extinta que los ojos agudos reconocen sin nombrar.

Máquinas abastecidas de un conocimiento obsoleto te analizan; exploran cada perspectiva de tu voluptuosidad. Con esa ceguera de luz palpando la nada, te expandes sobre el iris quemando al fondo tu humanidad, para un libro vasto, repleto de historias imaginadas construyendo una realidad fácil de afrontar.

Entonces, al alzar la vista por sobre el humo, adviertes copias exactas de él, de ella, de ti, jugando a que saben, ignorantes de aquello que evitan preguntar.

Te descubres junto a todos llenando el espectáculo y colaborando ahí detrás, en el caudal de los sentidos que, sin sentido, el fotógrafo supone atrapar.

Iluso, compras y te vendes la idea con toda tu fe, de escapar un instante de la escena, al postrarte tras la lente, el as y la velocidad.



lunes, 4 de septiembre de 2017

El minúsculo gigante

Y aún se esconde, como quizá deba hacerlo por el resto de sus días. Esos rostros que quiso y que algún día le acunaron en su entorno, lo protegieron como a un gigante que intentó devorarlos; persisten y acuden a su clausura, de un fuego nunca suyo, de un sitio que se derrumba y del que pende, como un escalador que se aferra con la punta de los dedos, a una roca a punto de aplastarlo.
Se esconde de sus risas, de esas hermosas miradas de un poder sin igual en todo el mundo, de sus voces que estallan como furiosas olas en la cabeza del navio no deseado; del gigante que se hace minúsculo, de la peste, de la vilis, del humor negro y todo aquello que dolió y ahora la leve risa expone como idea intrascendente de un pseudo familiar ausente, para siempre, jamás.