martes, 14 de noviembre de 2017

Emisarios del tiempo vencido

Protagonistas de cada segundo que tortura,
al tic tac de una inminente destrucción.
Palabras de una noche de regreso,
en sintonía con la daga que atraviesa el linde de mi piel,
furiosa daga, dragón de miel salada.
Consciencia de boxeador malherido,
que en un encuentro furtivo derrochó el empeño de una vida perdido,
perdiendo a trozos el corazón.
Llegada al extremo prometido,
sin ánimo,
sin voz y con el olvido encendido
que un tirano astuto nos vendió
como alimento de gigantes aprendiendo a cazar.
Legado del lego asesino que nos impulsó
a rozar un viento con veneno escondido.
Renta intermitente, pago de cuerpos que por años eludieron el mal clima
y yacen postrados a un andar que aniquila sus despojos;
que mata sus muertes acumuladas y las sepulta en el olvido,
sin terminar con el duelo jamás.
Barriles llenos en la cava pobre de un licor que se añeja en el exilio
para el goce eterno de sus emisarios,
los emisarios del tiempo vencido.





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