Abrió un cierre de su valija y de adentro
se asomaba la cabeza de un títere.
Tenía un rostro de alegría que me hizo
soltar una sonora risa inusual.
Un enunciado de alegría total y breve,
muy breve, pero el más grande que había leído
al interior del cierre de una valija,
que hizo a mi risa brotar súbitamente.
Entonces subí la vista y ahí estaba,
ese rostro impresionante e inverosímil,
como una réplica identica al títere,
quizá viceversa.
Siempre quise decir: El chiste se cuenta solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario