martes, 7 de marzo de 2017

Saber jugar al mundo

Entre taladros, destornilladores y una pila de clavos;
el mapa del mundo desplegado en la esfera vintage, 
además del foco rojo parpadeante que "los doors" daban 
ritmo con olor a aceite automotriz. 

Un taller de imaginante que maseró ideas 
y formó su bizarra cultura, dio a ese niño zurdo 
la versión de un universo mejor, 
que supo edificar con ambas manos.

Alejado del otro, aprendió a ser yo.

Ahora sólo deseaba encontrar a quien compartirle
la fortuna de serlo todo sin prudencia ni mesura.
Quizá ser nadie para el mundo, 
pero jugar con él a dos manos,
consciente de que siempre hay alguien
con quien jugar a que el mundo no deje de moverse.



Mínima esperanza por SaVáz

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